Un niño presenta un retraso del lenguaje cuando se retarda la aparición de las primeras palabras o frases o en los que aparece un retraso en la pronunciación. En ocasiones, los niños no presentan problemas de comprensión o si aparecen son poco importantes. En la expresión son niños con frases inmaduras, vocabulario pobre o con una pronunciación poco inteligible. Además, en paralelo, pueden aparecer también retrasos en otras áreas del desarrollo (motora, emocional, etc.).En estos casos es importante diagnosticarlo y tratarlo con carácter preventivo, de tal manera que se debe consultar si un niño no ha dicho su primera palabra a los 24 meses o no ha dicho su primera frase a los 36 meses. La importancia de esto radica en que con una intervención temprana y adecuada a las necesidades del niño, la respuesta al tratamiento suele ser rápida y favorable, con lo que se minimiza el riesgo de aparición de otros problemas (relación social, aprendizaje, etc.).

Las dislalias son alteraciones de la pronunciación de algunos sonidos del lenguaje. En las dislalias, el niño no pronuncia adecuadamente un sonido (por ejemplo “RR” de “perro”) y lo omite (dice “peo”), lo sustituye (“pelo” o “pego”) o lo distorsiona (por ejemplo, “pedio”). Pueden ser de causa funcional (por malos hábitos) u orgánica (anatómica, como: frenillo lingual corto, maloclusión dental, etc.). La intervención suele ser muy efectiva y se soluciona sin dejar ningún tipo de secuela.

Se considera tartamudeo a una dificultad de la fluidez del habla o la aparición de repeticiones, prolongaciones o bloqueos, circunloquios, y/o tensión física, en un número inusual de veces. En ocasiones, puede tratarse de una disfemia evolutiva, pero en cualquier caso debe ser valorado por un profesional para que se pueda atenuar lo antes posible o no se consolide.

La voz se produce mediante la coordinación de tres aparatos: respiratorio, laríngeo y oral. La disfonía supone un desorden laríngeo, respiratorio u oral, de origen orgánico o funcional, que incide en el las cualidades específicas de la voz (tono, volumen, timbre, duración o flexibilidad), afectando a su calidad en cualquier grado. La intervención del logopeda en este aspecto es importante para que no se arraiguen hábitos inadecuados dentro de la salud vocal, como prevención de posibles lesiones vocales y como rehabilitación vocal (prequirúrgica o postquirúrgica)

Es un trastorno causado por un cierre o una apertura anómala del flujo del aire a nivel nasofaríngeo que dificulta la inteligibilidad del habla. La causa más habitual suele ser de origen anatómico.

Trastorno de la articulación de los sonidos causado por alteraciones anatómicas de los órganos del habla, sin tener un origen neurológico. La disglosia ocasiona dificultades funcionales de los mismos, tales como: dificultades en la deglución, de pronunciación, respiración, etc.

Es un desorden miofuncional caracterizado por una desviación del patrón normal de la fase oral de la deglución. Puede aparecer aislado o acompañado de alteraciones en las funciones de la respiración, la masticación, la articulación, de malformaciones o defectos oclusales o del compromiso neurológico. Interfiere en el normal desarrollo de estructuras orofaciales, en el habla, en la salud y la estética. Incluye, además, la postura inadecuada de la cavidad oral en reposo y los hábitos que repercuten negativamente en la forma y la función de la cara y la boca.

Trastorno en la adquisición o aprendizaje de la lectura y/o escritura, con afectación o no de la comprensión lectora como consecuencia de dificultad en el funcionamiento de algunos de los sistemas implicados en la lectura, o de comunicación entre éstos, secundaria a otras causas (problema neurológico, dificultades de aprendizaje, deficiencia mental…). Cuando esta alteración es específica y no se corresponde a un déficit cognitivo o sensorial que lo justifique, puede deberse a una dislexia o disgrafía